martes, 2 de abril de 2013

¿Nos tomamos un café?



Si bien el origen ha permanecido incierto, se dice que un pastor de Abisinia (actual Etiopía) llamado Khalid observó cómo su rebaño de cabras se volvía más activo y agitado tras comer cierto tipo de bayas rojas de un arbusto mientras pastaba en la ladera de un monte. 

Observando esto Khalid, en lugar de limitarse a comer estos frutos, se los llevó y los hirvió, obteniendo como resultado un brebaje estimulante que ayudaba a mantenerse despierto y a concentrarse durante la noche y al que se denominó al-qahwa.

Más tarde se popularizó entre los sufíes de Yemen, ya que les ayudaba a permanecer despiertos para la oración durante la noche y entre los mercaderes y peregrinos que habían de cubrir largas distancias.

En 1511 el emir Khair Bey llegó a prohibir el consumo de café e incluso a cerrar las cafeterías porque no quedaba claro si la bebida se ajustaba a los preceptos del Corán, que prohíbe cualquier forma de intoxicación, lo que suscitó acalorados debates.

El entusiasmo por el café llegó a ser tal que una ley turca de la época sobre el divorcio recogía que una mujer podía divorciarse de su esposo si éste no llegaba a proporcionarle una dosis diaria de café…

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